Remenat d'ou i tomàquet d'Agatha Christie

"–¿Dice usted que la muerte del señor Fortescue fue debida a algo que comió a la hora del desayuno? ¿Se refiere a que le sentó mal? 
–Posiblemente –Neele la observaba. 
–No me parece muy factible. Esta mañana hubo huevos revueltos con jamón, café, tostadas y mermelada. Había también jamón frío en el aparador, cortado de ayer, pero a nadie le ha sentado mal. No se sirvió pescado, ni salsas... 
–Veo que sabe exactamente lo que se comió. 
–Es natural. Yo dispongo las comidas. Para la cena de anoche... 
–No. –El inspector la interrumpió–. No pudo ser nada que tomara ayer noche. 
–Yo creí que algunos tóxicos tardaban en producir efecto incluso hasta veinticuatro horas. 
–Pero en este caso... ¿Quiere decirme con toda exactitud lo que el señor Fortescue comió y bebió esta mañana antes de salir de casa? 
–Le llevaron una taza de té a su habitación, a las ocho. El desayuno se sirve a las ocho y cuarto. El señor Fortescue, como ya le he dicho, tomó huevos revueltos, jamón, café, tostadas y mermelada. 
–¿Algún cereal? 
–No, no le gustaban. 
–El azúcar que utiliza, ¿es molido o en terrones? 
–En terrones. Pero el señor Fortescue tomaba el café sin azúcar. 
–¿Tenía la costumbre de tomar alguna medicina por la mañana? ¿Sal de frutas? ¿Algún tónico? ¿Algún medicamento para el aparato digestivo? 
–No, nada de eso. 
–¿Desayunó usted con él? 
–No. Yo no como con la familia. 
–¿Quienes desayunaron con el señor Fortescue? 
–La señora Fortescue, la señorita y la esposa del señorito Val. El señorito Val Percival estaba ausente. 
–¿Y la señora y la señorita Fortescue, tomaron las mismas cosas? 
–La señora sólo tomó café, zumo de naranja y tostadas. La esposa del señorito Val y la señorita siempre desayunan bien. Además de los huevos revueltos y el jamón, es posible que también tomaran algún cereal. La esposa del señorito Val toma té, en vez de café. 
El inspector Neele reflexionó unos instantes. Por lo menos las oportunidades se iban reduciendo. Sólo tres personas habían desayunado con el difunto: su esposa, su hija y su nuera. Cualquiera de ellas pudo tener ocasión de poner taxina en su taza de café. Su sabor amargo debió disimular el de la taxina. Claro que tomó una taza de té a primera hora, pero Bernsdorff dijo que en el té se hubiera notado. Mas tal vez, siendo lo primero que tomaba a aquellas horas, antes de que se despertara del todo el sentido del gusto... Alzó los ojos, encontrándose con la mirada escrutadora de Mary Dove. 
–Su pregunta acerca de si tomaba algún tónico o medicina me ha parecido bastante extraña, inspector. Parece implicar que, o bien alguno de los remedios no estaba en condiciones, o que en ellos echaron alguna cosa. Sin duda, en ninguno de esos casos puede considerarse una intoxicación. 
Neele la miraba de hito en hito. 
–Yo no he dicho... exactamente... que el señor Fortescue muriera intoxicado. 
Pero sí debido a cierto envenenamiento. En resumen... envenenado. 
Ella repitió lentamente: 
–Envenenado... 
No parecía ni sobresaltada ni abatida, sólo interesada. Su actitud era la de quien vive una nueva experiencia." 
Agatha Christie (1983). Un puñado de centeno. Barcelona: Molino (pàg. 37-39).

Remenat d'ou i tomàquet

Ingredients (4 p.)

8 ous
8 tomàquets madurs
Sal, oli, pebre negre

Pelem i ratllem els tomàquets. Posem oli en una paella al foc i hi aboquem els tomàquets triturats i deixem que es fregeixin a foc lent. A mitja cocció, hi afegim la sal i el pebre. Quan el tomàquet estigui fet, hi afegim els ous i ho anem remenant tot fins que l'ou estigui quallat. S'ha de menjar acabat de fer.

Comentaris

  1. Per esmorzar... un plat que no té gaire bon aspecte, però que és boníssim! Bon dia i bon profit!

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