Rossinyols gratinats per a Simenon

"Llegan a Sully, a la orilla de un canal. Se apean en una posada más confortable que la de Ingrannes. 
–¿Podrían servirnos un almuerzo y quizá darnos una habitación por esta noche?–Voy a preguntárselo al dueño. 
Media hora después les sirven un soberbio faisán que ha tenido que ser cogido con trampa porque hay veda de caza. 
–Sepan los señores que las pintadas, por aquí, se parecen mucho a los faisanes. 
El dueño les hizo un guiño. 
–¿Conoce usted al doctor Aberton? 
–¡Caramba! Es el hombre más bueno de la tierra. Si faltara un San José para el belén de Navidad, se le podría poner a él con el asno y el buey... 
–Es amigo de todo el mundo... Hace favores a todo el mundo... Y en lo respecta a saber apreciar una copita... 
–¿Qué piensa usted de la señora Dossin? 
–¡Hum! 
–Dispense. No he comprendido bien. ¿Ha dicho usted que...? 
–He dicho: «¡Hum!» 
–¿Lo cual significa? 
–Significa «hum», como tengo el honor de decirles. ¿Otra ala? Sí, hombre. ¿Ustedes comprenden? En el país no nos gustan mucho las tías. 
–¿Las qué? 
–Las tías... Entonces, cuando el pobre señor Dossin ha traído esa... esa: «¡Hum!» 
–Un instante. ¿Quiere usted decir que la señora Dossin tiene algún amante? 
El posadero se pone más serio. 
–Todo el mundo se lo dirá, sí, señor. 
–¿Su amante se llama Jean Marchons? 
–Aquí no llevamos nota de las habladurías. 
–Quizá, de todos modos, podría usted decirnos quién es el señor Jean Marchons. 
–Un hombre encantador. Un hombre hasta demasiado encantador, que posee rentas, dicen, y que, dicen, vino a vivir a Pithiviers para estar más cerca de... Dispense... Creo que se quema algo en los fogones. 
Lo que se quemaba era su lengua. ¿Cuánto tiempo se necesitaría para volver a calentarla? 
–¿Qué me dice de eso, jefe? –pregunta Emilio en voz baja. 
–Es una maravilla. 
–¿El qué? 
–Este faisán... Por lo demás, desde el momento en que el médico... De todos modos, no podemos violar el domicilio de aquel hombre y penetrar por fuerza en la habitación de una enferma. [...] 
El dueño volvió a salir de la cocina, en la que chirriaban unas setas llegadas directamente del bosque. 
–Si hemos entendido bien, posadero, la señora Dossin era la querida de Jean Marchons, y su infeliz marido no sospechaba nada: ¡ja, ja! 
Pero el posadero no se ríe. 
–Pero esa señora, ¿no tiene la razón algo perturbada? –insiste Emilio, acabando su muslo de faisán. 
–No sé si es eso lo que ustedes llaman razón –respondió el dueño de la posada... Aquí, lo llamamos de otro modo. Y si yo tuviera una mujer así, créame que... 
Un gesto categórico remata su frase. 
–¿Qué vino quieren que les sirva con las setas, señores? ¿Qué dirán de un vinillo del Ródano algo fuerte, pero solamente lo justo... y luego de una...?No tiene tiempo de acabar. La puerta se abre. Aparece una mujer. El posadero balbucea: 
–Señora... 
Dos ojos febriles; ojos inmensos, magníficos, habitados por la inquietud. Un rostro pálido. El pelo cubierto por una linda toca de piel. Botas suaves. [...] 
Es, pues, ella, la señora Dossin, la que les ha telefoneado y a la que han tratado de ver inútilmente.  
–Perdónenme. Ya ven a lo que estoy reducida. 
Entreabre su abrigo de pieles y se ve que, debajo, está en camisa de noche.–No quería que les hablara. Ha hecho todo lo posible para impedirme que saliera. Yo he pensado que usted no se iría, que no creería sus mentiras. ¡Le juro que él lo mató! Ya lo sospechaba. Hace tiempo que tenía miedo. 
–Perdone, posadero... ¿No tendría una habitación en la que pudiéramos...? 
–Hay la sala de bodas y banquetes, pero es muy fría. Hay que decir que aquí se casan preferentemente en verano. 
¡Lástima de frío! ¡Y lástima de setas! Y del vino del Ródano, que tiene un colorcillo dorado tan hermoso. 
–La escucho, señora –dice Torrence sentándose encima de una mesa." 
Georges Simenon (1953). Los archivos de la Agencia "O". Barcelona: Albor (pàg. 70-73).

Rossinyols al forn amb formatge

Ingredients (4 p.)

500 g de rossinyols
250 g de formatge Emmental ratllat gruixut per gratinar
Sal, oli, pebre negre

Netegem bé els rossinyols amb un raspall o un drap humit. Els salpebrem, els posem en una llauna, els tirem un bon raig d'oli que toqui tots els bolets i els posem al forn uns 20 minuts.

Passada aquesta estona, traiem la llauna del forn, hi posem el formatge ratllat al damunt i posem la llauna al gratinador 5 minuts (o fins que el formatge s'hagi fos).

Comentaris

  1. Després d'un llarg interrogatori, el detectiu Torrence encara pensa en els bolets que li havien ofert quan tot just acabaven de sortir del forn i encara espetegaven. Per deixar passar aquests bolets, hi ha d'haver una causa de força major... No us sembla?

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