Una ceba a cops de puny

"Si para hablar de un sujeto hay que tenerlo delante, fue cosa de la Providencia que yo fuera llevado a Roscoff en el momento en que la palabra cebolla iba a presentarse bajo mi pluma.
En efecto, más que el Antiguo Egipto, este extremo de la Armórica lleva a pensar que, durante la guerra de los dioses contra Júpiter, los vencidos, perseguidos hasta el final del continente, viendo que les faltaba la tierra para ir más allá, se cargaron de cebollas para huir de la cólera de Júpiter; en ninguna otra localidad de Francia se encuentra este bulbo, tan venerado en la Antigüedad, al que los poetas han cantado y al que los egipcios han presentado honores divinos, reunido en tal cantidad.
Hay años en los que Roscoff envía hasta treinta o cuarenta navíos cargados de cebollas a Inglaterra. Fue un campesino el primero en tener la idea de esta especulación, pero para propiciar la entrada de la cebolla francesa en Inglaterra y afirmar su superioridad sobre el bulbo británico, era necesario un gesto audaz que tuviera repercusión.
Este roscovita conoció un día a M. Corbière, autor de varias novelas de tema marino y oficial de largo recorrido, residente en Roscoff, y le preguntó cómo se decía en inglés: La cebolla inglesa es mala.
Aquel al que se dirigía la pregunta contestó:
The English onion is not good.
–Tenga usted la bondad de escribírmelo en un papel, monsieur –pidió el roscovita. M. Corbière tomó una pluma y escribió la frase.
El roscovita le dio las gracias. Tres días después se le vio partir hacia Londres con un sloop cargado de cebollas.
Llegado a la capital de Inglaterra, fue directo al mercado más popular, desplegó una pancarta en la que se leía en grandes letras la afirmación siguiente: The English onion is not good, y bajo su pancarta colocó una carreta llena de cebollas francesas.
Ya conocemos a los ingleses: no eran hombres capaces de soportar tal afrenta. Uno de ellos se acercó y le dirigió la palabra al comerciante extranjero. Este, que no sabía una palabra de inglés, se limitó a contestar:
The English onion is not good.
Esta respuesta exasperó al inglés; se acercó al roscovita con los dos puños extendidos.
El roscovita no entendía qué quería decirle el inglés, pero veía que estaba siendo amenazado. Tomó al inglés por el codo e imprimiéndole el movimiento de una peonza, le hizo dar tres vueltas sobre sí mismo; al cabo de la tercera vuelta, el inglés cayó al suelo. Se levantó, furioso, y se acercó de nuevo a su adversario, siempre en guardia.
El roscovita medía seis pies, era vigoroso como su dios Tutatis; se lanzó de nuevo contra él, lo elevó en brazos y lo tiró boca abajo.
Aquello transgredía todas las normas de la lucha: los hombros deben tocar el suelo para que uno de los combatientes sea declarado vencido.
Por lo tanto, el roscovita reconoció que se había equivocado.
–Es cierto, tiene razón –dijo, señalando con la cabeza su error; se volvió a poner en guardia, como lo había hecho el inglés.
Este último volvió sobre él y esta vez, el comerciante de cebollas lo agarró por el cuello de la camisa y por la tripa, lo tumbó suavemente de forma que no solo un hombro, sino los dos tocaran el suelo; repitió varias veces el movimiento, redoblando la violencia a cada vez, hasta que el inglés gritó:
–¡Basta, basta!
Entonces explotaron los gritos, los hurras, los bravos; los ingleses son, respecto a la fuerza, los más justos admiradores del mérito que hay en el mundo; quisieron llevar al comerciante de cebollas a hombros.
–¡Ni hablar! –exclamó este, defendiéndose–. Mientras me llevarais a hombros, me robaríais las cebollas.
Era verdad lo que decía el pobre diablo, por lo que le compraron todas sus cebollas aquel mismo día, y se dedicaron a llevarlo a hombros aquella misma noche."
Alejandro Dumas (2013). Diccionario de cocina ("Cebolla"; trad. d'Elisabeth Falomir Archambault). Madrid: Gadir (pàg. 120-123).
Aquesta recepta està extreta del Corpus de la cuina catalana. Pròpiament no és cap plat, però és un fantàstic acompanyament per a les amanides i m'ha semblat una bona idea fer-la ara que venen tant de gust. Se'n pot fer certa quantitat i deixar-la a la nevera per anar-la utilitzant durant la setmana. Així també agilitem l'organització dels àpats, cosa que en el dia a dia s'agraeix i sobretot ara a l'estiu.

Ceba al cop de puny

Ingredients

4 cebes
Oli
Vinagre
Sal
Pebre

Esclafem la ceba a cops de puny per esberlar-la (de fet, jo ho faig amb la mà de morter perquè a cops de puny em faria més mal jo que la ceba). La pelem i l'acabem d'esqueixar. L'amanim amb oli, vinagre, sal i pebre. Hi podem afegir unes olives negres d'Aragó.

Esclafem la ceba amb la mà de morter

Amb aquesta ceba marinada un parell de dies, he fet aquesta deliciosa esqueixada

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